
CUARENTA DÍAS EN EL MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA (MUNARQ)
El Museo Nacional de Arqueología al ser uno de los museos más importantes y representativos para la cultura y el patrimonio arqueológico del territorio boliviano, custodia más de 70.000 piezas arqueológicas de gran valor, algunas provenientes de otros lugares de sudamérica. Por ello es necesario que tenga la atención y relevancia necesaria.
Cuando con gran interés y entusiasmo entré a formar parte de la administración del museo, pude notar que estaba: desamparado, sucio, en una situación de completo abandono, condición que no sólo se observaba en sus depósitos, sino también en sus salas de exposición, las cuales se exhibían con colores fríos, con los objetos desordenados y carentes de textos de explicación. Probablemente, al ojo de alguien con algún conocimiento en museos, la muestra podría parecer que ningún especialista hubiese trabajado en ella.
Por tal motivo decidí hacer un nuevo plan museográfico, teniéndolo como prioritario para que en un tiempo más o menos corto puedan reabrirse las salas. Su reapertura podría efectuarse para finales del mes de enero, teniéndose 3 meses para lograr el objetivo. Un hallazgo sorprendente fue ver que las fechas de las entradas al museo llevaban 3 meses vencidas, lo cual debía arreglarse inmediatamente, pero a pesar que se hizo la gestión de solicitud, ésta no sirvió de nada.
Lo primero en mi lista de este nuevo plan fue hacer un excelente equipo con los funcionarios del Museo: Luis Castedo y Sofía Sejas, además de un grupo de pasantes con quienes en un tiempo corto limpiamos los depósitos e hicimos un conteo de las piezas hasta donde el tiempo de mi estadía permitió hacerlo. Después de este arduo procedimiento, llegó el momento del poner en práctica el nuevo plan de museografía en las salas de exposición, sin embargo, sólo nos alcanzó para cambiar la primera vitrina. Ya que nos dieron aviso que no podíamos trabajar más en el museo por el cambio de Ministerio del de Educación al de Culturas.


Pero aun así, queda una gran cuestionante: ¿qué faltó por hacer? Después de sólo 40 días faltó mucho más de lo que se tenía planeado, por ejemplo, el mantenimiento de la infraestructura, pues el segundo piso del inmueble está en riesgo de caerse a causa de la humedad y la antigüedad del mismo. Además, para la seguridad de las salas es preciso hacer mantenimiento a las cámaras, volver a tener conexión segura a internet y colocar luces adecuadas donde realmente es necesario. A su vez, terminar la nueva museografía para tener un museo inclusivo para toda la comunidad.
A pesar que el museo no logre reabrir sus puertas en el corto plazo, es necesario que este sea manejado por un especialista en este tipo de servicios, pues frente a los riesgos observados, tanto a los objetos como a la propia infraestructura, no existe alguien responsable que se haga cargo sobre tan importante patrimonio.


Mtr. Sandra de la Rocha